Tartas o saltamontes
¿Nacidos para ser carneados?
Plomo en la garganta
Pequeños cambios ...
¿Una confusión?
Perseguido y asesinado
Una advertencia enfática
“Uno no se imagina, el combate de aniquilación, que se llevó a cabo contra esta verdad vegetariana en el cristianismo durante 2000 años”, escribe el conocido teólogo Carl Anders Skriver, en su libro La manera de vivir de Jesús y de los primeros cristianos (Lübeck 1973). De esta forma a las personas hoy en día, ya no les es conocido, que Jesús y los primeros cristianos también fueron amigos de los animales y renunciaban al consumo de carne (ver también capítulo 1 y capítulo 2 de la serie Verheimlichte Quellen [Fuentes ocultas]). A continuación algunos ejemplos seleccionados, como esta comprensión fue combatido por las iglesias.
Una fuerte controversia libraron los ebionitas provenientes de los cristianos
originarios, con respecto a este tema, en el año 400, con el combatiente
eclesial de los herejes de aquel entonces (el actual comisionado de sectas),
Epifanio. Los ebionitas no comen carne y se basan en Jesús de Nazaret, quién
habría ordenado esto (Epiphanius, Panarion omnium haeresium 30, 18, 9). También
el antecesor de Jesús, Juan el Bautista, de acuerdo a los ebionitas no consumía
carne. Puesto que, en el evangelio ebionita, nombrado así según aquellos, sobre
él dice: “Comía miel silvestre, cuyo aroma sabía a maná, igual a un pastel
sumergido en aceite.”
El Evangelio de los ebionitas, que fue redactado por el año 110, es notoriamente más antiguo que los manuscritos de los evangelios bíblicos conservados hasta ahora y fue destruido en forma completa por la iglesia católica. Que hoy día aún conozcamos algunas frases, se lo “debemos” al comisionado de sectas Epifanio quién, ante todo, se hizo famoso por combatir al conocido maestro de la Biblia, Origenes. Epifanio acusa a los ebionitas de “mentirosos”, en su libro Panarion omium haeresium (= Botiquín [cajita de remedios] contra toda enseñanza errónea), y el hombre de la iglesia, cita por esta razón el evangelio aún conservado en esa época. Juan no se habría alimentado – como ahí se cita – de pastel de aceite (en griego enkris), si no de saltamontes (griego akris), como dice en el Evangelio de Mateo oficialmente reconocido por la iglesia. El reproche de la “mentira” es, sin embardo, recíproco. Ya que el evangelio ebionita advierte, que los manuscritos del evangelio de Mateo, que estaban cursando en esa época, declarados posteriormente como “palabra de Dios”, fueron “falsificados y mutilados”. ¿Enkris o akris – cual fue la palabra original? ¿Y quien miente? Lo que si es seguro – que el padre de la iglesia Jerónimo, a finales del año 400, informa sobre esto –, que para la iglesia oficial en formación se trata, de torcer más y más las muchas tradiciones existentes, en el sentido de ella.
El Evangelio de los ebionitas, que fue redactado por el año 110, es notoriamente más antiguo que los manuscritos de los evangelios bíblicos conservados hasta ahora y fue destruido en forma completa por la iglesia católica. Que hoy día aún conozcamos algunas frases, se lo “debemos” al comisionado de sectas Epifanio quién, ante todo, se hizo famoso por combatir al conocido maestro de la Biblia, Origenes. Epifanio acusa a los ebionitas de “mentirosos”, en su libro Panarion omium haeresium (= Botiquín [cajita de remedios] contra toda enseñanza errónea), y el hombre de la iglesia, cita por esta razón el evangelio aún conservado en esa época. Juan no se habría alimentado – como ahí se cita – de pastel de aceite (en griego enkris), si no de saltamontes (griego akris), como dice en el Evangelio de Mateo oficialmente reconocido por la iglesia. El reproche de la “mentira” es, sin embardo, recíproco. Ya que el evangelio ebionita advierte, que los manuscritos del evangelio de Mateo, que estaban cursando en esa época, declarados posteriormente como “palabra de Dios”, fueron “falsificados y mutilados”. ¿Enkris o akris – cual fue la palabra original? ¿Y quien miente? Lo que si es seguro – que el padre de la iglesia Jerónimo, a finales del año 400, informa sobre esto –, que para la iglesia oficial en formación se trata, de torcer más y más las muchas tradiciones existentes, en el sentido de ella.
En los primeros siglos, en los círculos eclesiásticos como criterio de la
verdad, valía cunado una escritura provenía de un apóstol. Una procedencia así
también se puede simular, para reivindicar, por ejemplo, un lugar en la Biblia
en formación, de un determinado escrito. Esto es evidente en el caso con la
segunda epístola de Pedro, que supuestamente proviene del apóstol Pedro y, que
por lo tanto, fue declarado por la iglesia como “palabra de Dios”. Pero la
ciencia que estudia el nuevo testamento, está bastante segura, que esta carta no
proviene de Pedro – pero muy raras veces se habla de una “falsificación”, si no,
se prefiere el hermoseante concepto “seudo epigrafía”.
¿Y que aporta esta falsificada carta, elevada por la iglesia como “palabra de Dios”, al tema? El redactor con ocasión de insultar a los que piensan de manera diferente, deja entrever, lo que piensa de los animales. Las supuestas enseñanzas erróneas serían como “animales irracionales, destinados por naturaleza para ser cazados” (2da de Pedro 2, 12) – una perversión de la enseñanza de Jesús y su apóstol Pedro, quien según antiguas fuentes se alimentaba en forma vegetariana de “pan y aceite de olivas”, a los cuales “a veces le agregaba verduras” (Homilías de Clemente XII, 6; ver también la falsificación en Los hechos de los Apóstoles 11, 7-9).
¿Y que aporta esta falsificada carta, elevada por la iglesia como “palabra de Dios”, al tema? El redactor con ocasión de insultar a los que piensan de manera diferente, deja entrever, lo que piensa de los animales. Las supuestas enseñanzas erróneas serían como “animales irracionales, destinados por naturaleza para ser cazados” (2da de Pedro 2, 12) – una perversión de la enseñanza de Jesús y su apóstol Pedro, quien según antiguas fuentes se alimentaba en forma vegetariana de “pan y aceite de olivas”, a los cuales “a veces le agregaba verduras” (Homilías de Clemente XII, 6; ver también la falsificación en Los hechos de los Apóstoles 11, 7-9).
Pero esto empeora. En los tiempos que ahora siguen, el asunto no sólo queda con
el asesinato de imagen de los cristianos originarios o comunidades individuales,
las cuales, por ejemplo, fueron calumniadas en la 2da. Carta de Pedro. Los
asesinos de animales eclesiales, pronto también se transforman en homicidas. Un
ejemplo, para esto se relata donde Constantino, quién a partir del año 313,
privilegiaba masivamente a la iglesia católica y hace perseguir al movimiento de
los cristianos originarios, a partir de 326, aún cuando él recién en su lecho de
muerte se convirtió al catolicismo. En este año fue decretado por él la así
llamada “ley herética”. Que prohíbe todo tipo de reuniones de cristianos,
también las privadas, que difieren del catolicismo. Aquel que a partir de este
momento ponía a disposición una habitación a los cristianos originarios para
reuniones, la casa, de éste deberá ser traspasada a la iglesia católica-romana.
De Constantino se relata, que a los que renunciaban al alcohol y que se
alimentaban vegetarianamente y que “enseñaban doctrinas falsas”, les hacía
verter plomo derretido en la garganta (Carsten Strehlow, Vegetarismus/Veganismus
als Bestandteil des Christentums [Vegetarianismo/veganismo como parte del
cristianismo], Berlín 2000).
En el combate contra la “falsa doctrina vegetariana”, la iglesia ya había adquirido tenía experiencia. Así en el siglo 2 una parte del credo en el oriente del imperio romano, por ejemplo, dice, que los nuevos feligreses al entrar en la iglesia debían pronunciar: “Yo maldigo a los nazarenos, los testarudos, que niegan, la ley de sacrificios que fue dada por Moisés, y que se abstienen de comer criaturas vivientes y que nunca ofrecen un sacrificio”. Esta declaración de fe le fue agregado a los Recuerdos Clementitos (citado según el libro del investigador de Qumran Hugh J. Schonfield, Die Essener [Los Esenos], Fulda 1985, pág. 99, que a su vez, hace referencia al conocido clásico de James Parkes, The Conflict of the Church and the Synagogue, London 1934, pág. 398). Los Recuerdos Clementinos, evidentemente son nombrados donde al padre de la iglesia Hegesipo (aprox. año 180). A los judíos recién convertidos, no se les exigió una claro distanciamiento de los “nazarenos”, una de las muchas comunidades cristianas originarias o judías que fueron combatidos por la iglesia, y que fueron mencionados en numerosas denominaciones.
Acoplando a esto, la inquisición eclesiástica del medioevo cuelga a las personas, que se niegan matar animales. Como comprobación de su creencia, un sospechoso debe matar públicamente a un animal. Del año 1051 se relata, que la convención de obispos de Goslar, impuso la pena de muerte a algunos cristianos originales que se negaban matar gallinas (Graf von Hoensbroech, Das Papsttum in seiner sozial-kulturellen Wirksamkeit, [El papado en su actividad social-cultural], Leipzig 1904, pág. 35). Como sospechosos ya se consideraba el “aspecto pálido, lo que se relacionaba con la alimentación vegetariana (Carsten Strehlow, Vegetarismus/Veganismus als Bestandteil des Christentums [Vegetarianismo/veganismo como parte del cristianismo], Berlín 2000, pág. 55). Y mientras que en el imperio Romano oriental donde el consumo de embutidos aun es prohibido, lo alienta el cristianismo occidental con ahínco, y la situación para los animales empeora cada vez más. Así, por parte de los santos eclesiales Agustino y Tomás de Aquino se les deniega a los animales un alma inmortal. Con esto automáticamente son excluidos de la salvación de Cristo. Y en este ámbito, se crean los gremios de los carniceros eclesiales, y los vegetarianos son acosados y perseguidos. Una base para esto es el Anatema del papa Juan III (561-574) en el primer sínodo de Braga/Portugal “Si alguien considera como impuro alimentarse de carne, que Dios le ha dado al hombre para su consumo … renuncia a ella … éste sea excomulgado” (Cod. Alderspac. 184 membranac. Saec. XIV., citado según Ignaz von Döllinger, Beiträge zur Sektengeschichte des Mittelalters [Aportes a la historia de las sectasdel medioevo], Tomo 2, Munich 1890, pág. 295). Una excomulgación papal es una especia de condena a muerte, ya que tenía como consecuencia la proscripción. El condenado es excluido de la sociedad, pierde todos sus derechos y cualquiera lo puede matar sin ser castigado.
¿Y que les sucede a los animales? En honor “san” Vicente, por ejemplo, cada año se lanza, desde la torre de la iglesia en Manganeso de la Polvorosa, una cabra viva. En otros lugares, en honor del santo patrono del lugar, arrean innumerables toros por las calles y que al final de las festividades son degollados. Estas crueles costumbres y tradiciones se originan en las poblaciones católicas. Además a esto, para navidad y pascua, en todos los países religiosamente acuñados, se consumen innumerables animales atrozmente engordados, y en Francia, mayoritariamente católica, la asamblea nacional en el año 2005 declaró como herencia cultural el “Foie de grass”, donde primero los gansos son “atiborrados”, alimentados forzosamente mediante medios terriblemente crueles. Mientras que la enseñanza católica está empeñada, justificar teológicamente, en parte el terrible comportamiento de los humanos frente a los animales, (por ejemplo Catecismo católico 2417 y 2418), mientras que en la teología evangélica, este tema es mayoritariamente ignorado. Quizás sea también una razón de psicología profunda, el terrible trato de parte de las iglesias con los animales, ya que estos no son católicos, ni evangélicos, si no solamente criaturas de Dios.
En el combate contra la “falsa doctrina vegetariana”, la iglesia ya había adquirido tenía experiencia. Así en el siglo 2 una parte del credo en el oriente del imperio romano, por ejemplo, dice, que los nuevos feligreses al entrar en la iglesia debían pronunciar: “Yo maldigo a los nazarenos, los testarudos, que niegan, la ley de sacrificios que fue dada por Moisés, y que se abstienen de comer criaturas vivientes y que nunca ofrecen un sacrificio”. Esta declaración de fe le fue agregado a los Recuerdos Clementitos (citado según el libro del investigador de Qumran Hugh J. Schonfield, Die Essener [Los Esenos], Fulda 1985, pág. 99, que a su vez, hace referencia al conocido clásico de James Parkes, The Conflict of the Church and the Synagogue, London 1934, pág. 398). Los Recuerdos Clementinos, evidentemente son nombrados donde al padre de la iglesia Hegesipo (aprox. año 180). A los judíos recién convertidos, no se les exigió una claro distanciamiento de los “nazarenos”, una de las muchas comunidades cristianas originarias o judías que fueron combatidos por la iglesia, y que fueron mencionados en numerosas denominaciones.
Acoplando a esto, la inquisición eclesiástica del medioevo cuelga a las personas, que se niegan matar animales. Como comprobación de su creencia, un sospechoso debe matar públicamente a un animal. Del año 1051 se relata, que la convención de obispos de Goslar, impuso la pena de muerte a algunos cristianos originales que se negaban matar gallinas (Graf von Hoensbroech, Das Papsttum in seiner sozial-kulturellen Wirksamkeit, [El papado en su actividad social-cultural], Leipzig 1904, pág. 35). Como sospechosos ya se consideraba el “aspecto pálido, lo que se relacionaba con la alimentación vegetariana (Carsten Strehlow, Vegetarismus/Veganismus als Bestandteil des Christentums [Vegetarianismo/veganismo como parte del cristianismo], Berlín 2000, pág. 55). Y mientras que en el imperio Romano oriental donde el consumo de embutidos aun es prohibido, lo alienta el cristianismo occidental con ahínco, y la situación para los animales empeora cada vez más. Así, por parte de los santos eclesiales Agustino y Tomás de Aquino se les deniega a los animales un alma inmortal. Con esto automáticamente son excluidos de la salvación de Cristo. Y en este ámbito, se crean los gremios de los carniceros eclesiales, y los vegetarianos son acosados y perseguidos. Una base para esto es el Anatema del papa Juan III (561-574) en el primer sínodo de Braga/Portugal “Si alguien considera como impuro alimentarse de carne, que Dios le ha dado al hombre para su consumo … renuncia a ella … éste sea excomulgado” (Cod. Alderspac. 184 membranac. Saec. XIV., citado según Ignaz von Döllinger, Beiträge zur Sektengeschichte des Mittelalters [Aportes a la historia de las sectasdel medioevo], Tomo 2, Munich 1890, pág. 295). Una excomulgación papal es una especia de condena a muerte, ya que tenía como consecuencia la proscripción. El condenado es excluido de la sociedad, pierde todos sus derechos y cualquiera lo puede matar sin ser castigado.
¿Y que les sucede a los animales? En honor “san” Vicente, por ejemplo, cada año se lanza, desde la torre de la iglesia en Manganeso de la Polvorosa, una cabra viva. En otros lugares, en honor del santo patrono del lugar, arrean innumerables toros por las calles y que al final de las festividades son degollados. Estas crueles costumbres y tradiciones se originan en las poblaciones católicas. Además a esto, para navidad y pascua, en todos los países religiosamente acuñados, se consumen innumerables animales atrozmente engordados, y en Francia, mayoritariamente católica, la asamblea nacional en el año 2005 declaró como herencia cultural el “Foie de grass”, donde primero los gansos son “atiborrados”, alimentados forzosamente mediante medios terriblemente crueles. Mientras que la enseñanza católica está empeñada, justificar teológicamente, en parte el terrible comportamiento de los humanos frente a los animales, (por ejemplo Catecismo católico 2417 y 2418), mientras que en la teología evangélica, este tema es mayoritariamente ignorado. Quizás sea también una razón de psicología profunda, el terrible trato de parte de las iglesias con los animales, ya que estos no son católicos, ni evangélicos, si no solamente criaturas de Dios.
Ya que el tema “animales”, respectivamente “sufrimiento animal” no aparece en el
catecismo evangélico, no es de extrañar, que gustosamente se trata de ocultar
las huellas de la amistad hacia los animales del cristianismo original. Por
ejemplo, en la obra de Eduard Hennecke, Neutestamentliche Apokryphen [Apócrifos
neotestamentarios], (segunda edición, 1924) se cita al padre de la iglesia
Hegesipo (aprox. año 180). Este testigo escribe aquí sobre el hermano de Jesús
Jacobo, el primer líder de la comunidad original de Jerusalén: “Él no consumió
vino ni bebidas embriagadores”. Pero el profesor Hennecke cita esta fuente sólo
en forma parcial, a lo que Carl Anders Skriver, llama la atención, ya que donde
Hegesipo se sigue leyendo “… y no comió nada, que tenía alma.” En la 6ta. Edición
(1990), mientras tanto se cita nuevamente el texto en su forma completa.
PS: En la biblioteca de los padres de la iglesia, esta parte es traducida como “… él tampoco comió carne” (http://www.unifr.ch/bkv/).
PS: En la biblioteca de los padres de la iglesia, esta parte es traducida como “… él tampoco comió carne” (http://www.unifr.ch/bkv/).
Pero lo que a muchos teólogos no les cabe en sus conceptos, posiblemente es
puesto en duda, aún cuando la fuente es inequívoca. Así, por ejemplo, supone el
teólogo evangélico Walter Bauer (siglo 20), profesor y editor de la obra
estándar Handbuch zum Neuen Testament (Manual para el Nuevo Testamento), a caso,
el padre de la iglesia Clemente de Alejandría (siglo 2), no haya confundido los
nombres de los apóstoles (según Skriver, pág. 15). El escribe: “La opinión, que
él [Mateo] haya sido un rigurosos vegetariano (Paidagogos II, 1.16: “Mateo vivía de
semillas, frutos de los árboles y verduras sin carne”), tiene posiblemente su
base en una confusión con el apóstol Matías …” Pero en antiguas fuentes se puede
leer, que ambos, Mateo y Matías, fueron vegetarianos, y no sólo ellos. Según
todo parecer no existen testimonios antiguos, que aún sólo un apóstol haya
comido carne (a excepción del apartado Pablo). En frente a esto en muchos
relatos dice que ellos renunciaban a la carne.
Este conocimiento sobre la manera de vivir de Jesús y de los apóstoles, se
arrastra subyacentemente por toda la historia de la cristiandad y constantemente
encuentra nuevos seguidores. Otro ejemplo son los cátaros que se alimentaban
vegetarianamente, que vivían en el medioevo en el sur de Francia. Ellos – como
muchos otros cristianos originales – son cruelmente perseguidos y asesinados.
Hoy se puede considerar la tenencia masiva de animales a nivel mundial y el record de ensayos con animales, como cruel remate de la tradición eclesial, que ha separado al hombre, como “imagen de Dios”, de la naturaleza y los animales. Y como culminación de todo, a esto se puede agregar, que en el año 2000 la mayoría de los parlamentarios de los así llamados partidos C en Alemania (“c” de “cristiano”) CDU y CSU (por sus siglas en alemán), se negaron a aprobar la incorporación la protección de los animales en la constitución alemana. Recién en el año 2002 se encontró una mayoría en estos partidos y la constitución pudo ser ampliada con la protección a los animales. Pero como una consecuencia de la falta del derecho fundamental, a comienzos del año 2002 fue abolida la prohibición de la matanza sin anestesia, para carniceros musulmanes. Al mismo tiempo, también a los carniceros judíos les fue permitido faenar animales. Y también de otra manera, a pesar de la ampliación de la constitución, para los animales prácticamente no ha cambiado nada.
Hoy se puede considerar la tenencia masiva de animales a nivel mundial y el record de ensayos con animales, como cruel remate de la tradición eclesial, que ha separado al hombre, como “imagen de Dios”, de la naturaleza y los animales. Y como culminación de todo, a esto se puede agregar, que en el año 2000 la mayoría de los parlamentarios de los así llamados partidos C en Alemania (“c” de “cristiano”) CDU y CSU (por sus siglas en alemán), se negaron a aprobar la incorporación la protección de los animales en la constitución alemana. Recién en el año 2002 se encontró una mayoría en estos partidos y la constitución pudo ser ampliada con la protección a los animales. Pero como una consecuencia de la falta del derecho fundamental, a comienzos del año 2002 fue abolida la prohibición de la matanza sin anestesia, para carniceros musulmanes. Al mismo tiempo, también a los carniceros judíos les fue permitido faenar animales. Y también de otra manera, a pesar de la ampliación de la constitución, para los animales prácticamente no ha cambiado nada.
Mientras tanto la situación histórica mundial ha cambiado en muchos aspectos, y
la naturaleza y los animales pertenecen cada vez menos al hombre “caníbal”. Las
catástrofes naturales tienen un notorio aumento, y las enfermedades y epidemias
causadas por el consumo de carne van en constante crecimiento a nivel mundial.
Constantemente, en la historia hubo intentos de sacudir a la humanidad
embrutecida y animalmente caníbal, contra la resistencia de la teología y de la
iglesia. Así también hoy, de parte de muchos grupos de gentes y personas
individuales, se advierte en forma enfática, de no continuar con el
comportamiento bestial frente al mundo animal. Ya que los animales sufren y
sienten como nosotros los humanos, en mayor o menor grado según su estado de
conciencia. Para el causante de este sufrimiento, el ser humano, esto más
temprano o tarde significa: Lo que siembra, esto lo cosechará, así la
advertencia. Concretamente: Lo que el hombre le hace a los animales, recaerá
sobre éste y le será hecho – si no se arrepienta a tiempo y seriamente y lo pone
de manifiesto con un nuevo comportamiento.
Caída en la barbarie por la
crisdinidad eclesial
“A caso no lo dijo el joven profesor de teología Ratzinger, aún no era obispo,
cardenal o papa, en sus disertaciones frente a sus estudiantes de teología, al
reno o a la liebre no le podría suceder nada mejor que ser cazado y llegar al
plato del hombre, ya que con esto, el animal cumple su destino, que le ha dado
el Dios creador” (El ex profesor de teología católica Hubertus Mynarek en: Papst
ohne Heiligenschein [Papa sin aureola celestial], edición especial, Odernheim
2006, pág. 4)
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Para una alimentación “libre de asesinato” - Grecia y Roma
Israel: Cazar no, Shechita (Carnicería kosher) si
¿Qué comían los germanos?
“Contra los cristianos”
El linchamiento de la matemática
Los teólogos
Gracias a los jesuitas: Carne para el Japón
Gandhi: Europa hace realidad al espíritu de Satanás
Un pacto con los animales
El símbolo del Espíritu Santo cuelga muerto en la torre de la iglesia
¿Como fue posible, que en las naciones cultas europeas se pudo desarrollar la tenencia masiva de animales, ensayos con animales y una cacería sin piedad de los animales? Los filósofos en la antigua Grecia y en Roma tenían en alta consideración los animales, al igual en los países altamente culturales no europeos como, por ejemplo, Egipto e India.
A través de Jesús de Nazaret muchos de estos arranques positivos ya pudieron
haber encontrado su culminación hace ya aproximadamente 2000 años. Ya que él
aspiraba, partiendo desde Palestina, un imperio de paz mundial para el hombre,
la naturaleza y los animales, tal como lo había dicho antes el profeta Isaías:
“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará … y el
león como el buey comerá paja … Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del
áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora …”
(11, 6-9). Pero un poco más tarde ingresó a la historia una nueva institución,
que traiciona a estos ideales y que crea las bases espirituales, para la actual
barbarie. Es el cristianismo eclesiástico, que en contradicción a las otras
religiones y antiguas cosmovisiones, separa al hombre de las demás criaturas.
Ahora se declara al hombre como elegido por Dios, que entraría al cielo si le
mantiene la lealtad a la iglesia. Para los animales, esta nueva religión, no
conoce un cielo y también ahora en la Tierra comienza para ellos un período de
sufrimiento sin ejemplar, cuyo punto álgido y al mismo tiempo el punto crítico
estamos experimentando ahora.
A la antigua cultura egipcia, con sus pirámides, la miramos hoy muchas veces con
asombro y reverencia. Egipto fue una nación de sembradíos, en la cual muchos
animales eran considerados como sacros e incluso como forma de aparición de
divinidades. Animales de tiro ayudaban al hombre en la labranza, se comía muy
poca carne, y, para poder solventar el juicio de los muertos en el más allá,
había que demostrar, no haber maltratado a un animal en la Tierra.
También en el ámbito cultural griego, la cuna de Europa, se había generado en las escuelas filosóficas una ética y moral elevada frente a los animales. Los órficos (siglo 7 a.C.), rechazan el consumo de carne, ya que perjudicaba el regreso del alma a su patria. También los cínicos de vida acética (siglo 4), que se ligan a Sócrates. Y con énfasis, el matemático, músico y filósofo Pitágoras (aprox. 570-500 a.C.) y el médico Empedokles (490-430 a.C.) se abogaban por una vida humana vegetariana y amistosa hacia los animales. Es “La mancha pecaminosa más grande que existe es quitar la vida y tragarse nobles miembros”, así Empedokles. En toda la mitología folklórica de Grecia, los humanos, los animales y los dioses están íntimamente ligados, y el dios superior Zeus, por ejemplo, se puede transformar en u toro o en un cisne, de manera que en un animal, también es posible encontrarse con un dios. A pesar de esto, en Grecia se cazaba o se pescaba mucho y el poeta griego Oppiano escribió alrededor del año 180 d.C. sobre esto en un tratado poético (Halileulica). Donde él por lo menos se encuentran restos da la elevada ética sobre los animales, cuando, por ejemplo, quiere defender a los delfines como “mensajeros divinos”, para que no sean cazados y sobre los dioses griegos escribe: “Tanto como condenan el asesinato de personas, los dioses odian a aquel que trae tortura de muerte sobre los bondadosos señores de las profundidades”. Hoy día los delfines sucumben, en el “planeta-papal” Tierra por cientos de miles en las redes de los pescadores de alta mar, o son matados como “competidor” de los pescadores, para luego ser transformados en alimentos para cerdos. Después de casi 20 millones de años en la Tierra hoy día están en peligro de extinción. Como muchos otros animales también. Ya que para el dios de la iglesia y otras religiones hostiles a los animales, también los “mensajeros divinos” pertenecen a los “animales irracionales, nacidos para presa y destrucción” (Supuesta palabra de Dios en 2da de Pedro 2, 12).
Poco antes de que se estableciera el cristianismo eclesial, la relación hacia los hermanos menores de los humanos, en el ámbito de la Europa cultural, se encontraba balanceado. Hubo un proclive y un contra, y aún no estaba claro, en que dirección iba el desarrollo. Así, por ejemplo, en la Roma republicana, una sociedad mayoritariamente ciudadana, casi ni se cazaba (la diosa de la Luna y de la fertilidad Diana, siguiendo el ejemplo de del diosa griega Artemisa, posteriormente también se transformó en la diosa de la caza) y en Roma valía el ideal de la “virtud”.
¿Pero que incluye esta “virtud”? El comportamiento hacia los animales está contenido en esto. Así el famoso cónsul Cato (95-49 a.C.) “nadie debe tratar a los animales como si fuesen herramientas” un directo contramandato al posterior derecho romano acuñado por el catolicismo, donde los animales son considerados como “cosas”, lo que hasta ahora se ha mantenido en la jurisprudencia europea. La caída comienza en Roma luego en la época de los césares desde aproximadamente el año 50 a.C. cuando los círculos altos de la sociedad se entregaban al consumo de carne y que para la entretención de la población, se mataban animales en los circos. Contra esto protestaban los amigos de los animales, como el filósofo Horacio (65-8 a.C.) quien apelaba a sus conciudadanos. “¡Atrévete ser sabio! ¡Termina con la matanza de los animales!” Contra el consumo de carne también se dirigen, los hoy mundialmente conocidos filósofos Séneca (55 a.C.-40 d.C.) y Ovidio (43 a.C.-17 d.C.), quien escribe uno de los más conocidos himnos a los animales, el “Discurso de Pitágoras”, en la cual Ovidio representa el convencimiento de del filósofo griego en un discurso ficticio. Y allí dice: “¡Mortales, guardaos de manchar os con alimentos sacrílegos! Hay cereales y frutas, que cargan las ramas de los árboles, las vides rebosan de uvas. Riquezas os da la tierra en forma derrochadora, alimentación apacible, y también concede guisos, que son libres de asesinato y sangre”. Debido a la crítica de la vida licenciosa de la nieta del emperador Augusto, Ovidio es desterrado de Roma.
Las iglesias occidentales incluso lograrían algunos siglos después, bendecir el libertinaje y los crímenes de los soberanos y estigmatizar como herejías y prohibir, los conocimientos de las antiguas filosofías. Así, por ejemplo, un agudo pensador como Plutarco (46-120) fue amenazado de muerte, si hubiese vivido aproximadamente 300 años más tarde. Él les adjudica a los animales entendimiento y derechos, lamenta que los hombres ingresan como ladrones en el habitad de los animales, que no le han hecho nada, por ejemplo, los peces. Y si el mundo habría sido creado para el hombre, así se burla, ¿entonces cual sería el sentido de los insectos dañinos? La crítica va a los estoicos, entre los cuales ya se destaca la posición especial de los humanos, que más tarde es agudizado y ampliado por el cristianismo eclesial.
También en el ámbito cultural griego, la cuna de Europa, se había generado en las escuelas filosóficas una ética y moral elevada frente a los animales. Los órficos (siglo 7 a.C.), rechazan el consumo de carne, ya que perjudicaba el regreso del alma a su patria. También los cínicos de vida acética (siglo 4), que se ligan a Sócrates. Y con énfasis, el matemático, músico y filósofo Pitágoras (aprox. 570-500 a.C.) y el médico Empedokles (490-430 a.C.) se abogaban por una vida humana vegetariana y amistosa hacia los animales. Es “La mancha pecaminosa más grande que existe es quitar la vida y tragarse nobles miembros”, así Empedokles. En toda la mitología folklórica de Grecia, los humanos, los animales y los dioses están íntimamente ligados, y el dios superior Zeus, por ejemplo, se puede transformar en u toro o en un cisne, de manera que en un animal, también es posible encontrarse con un dios. A pesar de esto, en Grecia se cazaba o se pescaba mucho y el poeta griego Oppiano escribió alrededor del año 180 d.C. sobre esto en un tratado poético (Halileulica). Donde él por lo menos se encuentran restos da la elevada ética sobre los animales, cuando, por ejemplo, quiere defender a los delfines como “mensajeros divinos”, para que no sean cazados y sobre los dioses griegos escribe: “Tanto como condenan el asesinato de personas, los dioses odian a aquel que trae tortura de muerte sobre los bondadosos señores de las profundidades”. Hoy día los delfines sucumben, en el “planeta-papal” Tierra por cientos de miles en las redes de los pescadores de alta mar, o son matados como “competidor” de los pescadores, para luego ser transformados en alimentos para cerdos. Después de casi 20 millones de años en la Tierra hoy día están en peligro de extinción. Como muchos otros animales también. Ya que para el dios de la iglesia y otras religiones hostiles a los animales, también los “mensajeros divinos” pertenecen a los “animales irracionales, nacidos para presa y destrucción” (Supuesta palabra de Dios en 2da de Pedro 2, 12).
Poco antes de que se estableciera el cristianismo eclesial, la relación hacia los hermanos menores de los humanos, en el ámbito de la Europa cultural, se encontraba balanceado. Hubo un proclive y un contra, y aún no estaba claro, en que dirección iba el desarrollo. Así, por ejemplo, en la Roma republicana, una sociedad mayoritariamente ciudadana, casi ni se cazaba (la diosa de la Luna y de la fertilidad Diana, siguiendo el ejemplo de del diosa griega Artemisa, posteriormente también se transformó en la diosa de la caza) y en Roma valía el ideal de la “virtud”.
¿Pero que incluye esta “virtud”? El comportamiento hacia los animales está contenido en esto. Así el famoso cónsul Cato (95-49 a.C.) “nadie debe tratar a los animales como si fuesen herramientas” un directo contramandato al posterior derecho romano acuñado por el catolicismo, donde los animales son considerados como “cosas”, lo que hasta ahora se ha mantenido en la jurisprudencia europea. La caída comienza en Roma luego en la época de los césares desde aproximadamente el año 50 a.C. cuando los círculos altos de la sociedad se entregaban al consumo de carne y que para la entretención de la población, se mataban animales en los circos. Contra esto protestaban los amigos de los animales, como el filósofo Horacio (65-8 a.C.) quien apelaba a sus conciudadanos. “¡Atrévete ser sabio! ¡Termina con la matanza de los animales!” Contra el consumo de carne también se dirigen, los hoy mundialmente conocidos filósofos Séneca (55 a.C.-40 d.C.) y Ovidio (43 a.C.-17 d.C.), quien escribe uno de los más conocidos himnos a los animales, el “Discurso de Pitágoras”, en la cual Ovidio representa el convencimiento de del filósofo griego en un discurso ficticio. Y allí dice: “¡Mortales, guardaos de manchar os con alimentos sacrílegos! Hay cereales y frutas, que cargan las ramas de los árboles, las vides rebosan de uvas. Riquezas os da la tierra en forma derrochadora, alimentación apacible, y también concede guisos, que son libres de asesinato y sangre”. Debido a la crítica de la vida licenciosa de la nieta del emperador Augusto, Ovidio es desterrado de Roma.
Las iglesias occidentales incluso lograrían algunos siglos después, bendecir el libertinaje y los crímenes de los soberanos y estigmatizar como herejías y prohibir, los conocimientos de las antiguas filosofías. Así, por ejemplo, un agudo pensador como Plutarco (46-120) fue amenazado de muerte, si hubiese vivido aproximadamente 300 años más tarde. Él les adjudica a los animales entendimiento y derechos, lamenta que los hombres ingresan como ladrones en el habitad de los animales, que no le han hecho nada, por ejemplo, los peces. Y si el mundo habría sido creado para el hombre, así se burla, ¿entonces cual sería el sentido de los insectos dañinos? La crítica va a los estoicos, entre los cuales ya se destaca la posición especial de los humanos, que más tarde es agudizado y ampliado por el cristianismo eclesial.
El cristianismo eclesial no se puede amparar con esto en Jesús de Nazaret. El
vivía junto con sus apóstoles, en forma parecida a la comunidad judía de los
esenos, como vegetariano, y muchos de sus vivencias con los animales, como los
hermanos menores de los hombres, recién fueron descubiertos en los dos últimos
siglos. Una fuente esencial es, por ejemplo el Evangelio de los doce santos,
recibido como visión interior por el teólogo británico Theologen Gideon Jasper
Richard Ouseley, en 1881, y que sería similar a un evangelio original de tiempos
antiguos escrito en arameo. De hecho la ciencia eclesial conoce un Evangelio de
los doce, con lo cual algunos restos, que con una cierta probabilidad pueden ser
imputados a este evangelio, y que realmente coinciden con pasajes del texto
inspirado en el siglo 19. Incluso en la Biblia aun se puede leer, como Jesús –
similarmente como otros profetas antes de él (ver por ejemplo, Oseas 6, 6; Isaías
1, 11.13; Jeremías 7, 21-23; Amos 5, 21-23) – alzaba su voz, por ejemplo,
contra los terribles sacrificios de animales (por ejemplo Mateo 9, 13) y
como hecha a los mercaderes de animales del templo. Pero muchos animales en
Israel, por razones religiosas, fueron protegidos de ser sacrificados y
consumidos. Y justamente el “defecto”, por el cual fueron considerados como
“impuros” (ver
Levítico 11, 1-30), los protegía. Bases religiosas también tiene el bestial
mandamiento de la shechita (la obligación de cortar la garganta de los animales
sin anestesia y dejarlos desangrar). Pero también en Israel existe una
prohibición total a la cacería, ya que al cazar no se puede matar a un animal en
forma “correcta”. Así en el Salmo 104, una alabanza de Dios, se muestra en forma
maravillosa la convivencia de los animales con los humanos en la libre
naturaleza: “Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; Van entre los
montes Dan de beber a todas las bestias del campo … El hace producir el heno para
las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la
tierra, Y el vino que alegra el corazón del hombre El aceite que hace brillar el
rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre. Se llenan de savia los árboles
de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó. Allí anidan las aves; En las
hayas hace su casa la cigüeña. Los montes altos para las cabras monteses; Las
peñas, madrigueras para los conejos” (V. 10-11.14-18). Por esto al profanador
de la naturaleza y al cazador le llega el ay de Dios: “Porque la rapiña del
Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te quebrantará” amenaza,
por ejemplo, el profeta de Dios Habacuc en el siglo 7 a.C. (2, 17). A esta fecha
el gran profeta Isaías ya había dado a conocer su visión del venidero reino de
la paz, donde ni el hombre, ni las fieras, como antes, cazan: “Morará el lobo
con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y
la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará” (11, 6). El ser
humanoa está llamado ahora vivir según esta nueva ética, y también tiene
validez. “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre” (66, 3). La
relación contradictoria hacia los animales en Israel, ya lo muestran los
diferentes relatos de la creación, donde originalmente los humanos y los
animales fueron vegetarianos (Génesis 1, 29-31), pero al hombre, desde el
diluvio con las autorización de “Dios” le es permitido traer “temor y miedo”
sobre los animales (Génesis 9, 2-4). Esto depende, si los textos provienen de
fuentes proféticas y de fuentes sacerdotales, quienes exigen maltratos y
sacrificios de animales.
Por lo que se pugnaba en el viejo Israel, se sigue pugnando socialmente en los círculos culturales occidentales, para muchas culturas occidentales es algo elemental. Al igual, como donde los filósofos griegos, donde Jesús o los esenos se enseña, por ejemplo, también se enseña en el budismo, el parentesco de todo lo viviente sacando de esto las correspondientes consecuencias en protección a los animales. Del hinduismo se sabe, que también razonamientos prácticos juegan un rol. De este modo Mahatma Gandi llama a la vaca “la madre de India”, que “alimenta a sus hijos con leche, que ablanda la tierra y la hace fructífera, y provee a as fogatas con sus bostas secas”. Y de la China se relata que los campesinos vivían durante cuatro milenios en forma vegetariana.
Por lo que se pugnaba en el viejo Israel, se sigue pugnando socialmente en los círculos culturales occidentales, para muchas culturas occidentales es algo elemental. Al igual, como donde los filósofos griegos, donde Jesús o los esenos se enseña, por ejemplo, también se enseña en el budismo, el parentesco de todo lo viviente sacando de esto las correspondientes consecuencias en protección a los animales. Del hinduismo se sabe, que también razonamientos prácticos juegan un rol. De este modo Mahatma Gandi llama a la vaca “la madre de India”, que “alimenta a sus hijos con leche, que ablanda la tierra y la hace fructífera, y provee a as fogatas con sus bostas secas”. Y de la China se relata que los campesinos vivían durante cuatro milenios en forma vegetariana.
Incluso los germanos, desprestigiados como “salvajes”, se alimentan durante los
primeros milenios, mayoritariamente sin carne. La “minoría de cazadores,
prácticamente no tenían participación en el desarrollo del culturismo. La
crianza de ganado se limitaba a los animales de tiro para el campo” (Wolfgang
Baumgärtl, Die Germanen, in: Lebensschutz Nr. 1/2001). El historiador romano
Tácito (55-116) escribe: “Los pueblos germanos del Rin se alimentan de manzanas
y frutos del campo” a lo cual, si es posible, se le agrega presas de caza.
Esto último en la iglesia, que hasta ahora está moldeada por productos gramíneos, frutas y olivas, es considerado como “bárbaro”. Pero los influyentes filósofos, que durante un cierto tiempo aún pudieron salir en defensa de los animales, fueron masivamente combatidos por el progresivo cristianismo eclesiástico, desde el siglo 2 hasta el siglo 4, y que finalmente fueron amenazados de muerte. El principal doctor de la iglesia Pablo (aprox. 10-65), en parte aún defiende parcialmente una cierta elevada ética (por ejemplo, redimir el mal con el bien). Sin embargo, Pablo rompe todos los tabúes en relación a los animales, cuando escribe. “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia” (1era a los Corintios 10, 25). Los seguidores de la iglesia, quienes para su salvación sólo deben “creer” y reivindicar algunos sacramentos (en especial el bautizo con agua para sus lactantes), embrutecen progresivamente y se alejan cada vez más del hombre de Nazaret, sobre él cual se convoca falsamente la iglesia. Así se burla el profesor eclesial Arístides (aprox. año 150) sobre la “insensatez” de los egipcios que “introdujeron como dioses aun animales irracionales … no comprendieron que no son dioses” (Apología de Arístides 4). Y el padre de la iglesia Clemente de Alejandría (aprox. 150-210) profiere sus ayees contra los supuestos “ateos”, que honran nuestro planeta hogar, la madre Tierra, y él blasfema: “Pero yo estoy acostumbrado a pisar la tierra con los pies, y no adorarla” (citado según Karlheinz Deschner, Historia Criminal del Cristianismo, tomo 1, Reinbek 1986). Pero en contra de esta barbarie en desarrollo del cristianismo eclesial, en el siglo 3 otra vez se levanta una poderosa voz.
Esto último en la iglesia, que hasta ahora está moldeada por productos gramíneos, frutas y olivas, es considerado como “bárbaro”. Pero los influyentes filósofos, que durante un cierto tiempo aún pudieron salir en defensa de los animales, fueron masivamente combatidos por el progresivo cristianismo eclesiástico, desde el siglo 2 hasta el siglo 4, y que finalmente fueron amenazados de muerte. El principal doctor de la iglesia Pablo (aprox. 10-65), en parte aún defiende parcialmente una cierta elevada ética (por ejemplo, redimir el mal con el bien). Sin embargo, Pablo rompe todos los tabúes en relación a los animales, cuando escribe. “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia” (1era a los Corintios 10, 25). Los seguidores de la iglesia, quienes para su salvación sólo deben “creer” y reivindicar algunos sacramentos (en especial el bautizo con agua para sus lactantes), embrutecen progresivamente y se alejan cada vez más del hombre de Nazaret, sobre él cual se convoca falsamente la iglesia. Así se burla el profesor eclesial Arístides (aprox. año 150) sobre la “insensatez” de los egipcios que “introdujeron como dioses aun animales irracionales … no comprendieron que no son dioses” (Apología de Arístides 4). Y el padre de la iglesia Clemente de Alejandría (aprox. 150-210) profiere sus ayees contra los supuestos “ateos”, que honran nuestro planeta hogar, la madre Tierra, y él blasfema: “Pero yo estoy acostumbrado a pisar la tierra con los pies, y no adorarla” (citado según Karlheinz Deschner, Historia Criminal del Cristianismo, tomo 1, Reinbek 1986). Pero en contra de esta barbarie en desarrollo del cristianismo eclesial, en el siglo 3 otra vez se levanta una poderosa voz.
El filósofo griego Plotin (205-270) y su alumno, proveniente de Líbano
Porfirio
(aprox. 234-304), desarrollan una éticamente alta visión general de la creación,
según la cual todo proviene del espíritu. Ellos enseñan, que incluso la forma
más primitiva de la creación, la materia, se refleja el espíritu y que el alma
mediante una vida ética puede ascender y fundirse con el espíritu. Porfirio
escribe en su libro Sobre la abstinencia de los seres animados, sobre como las
almas más desarrolladas prescinden de la carne. El filósofo les reprocha a los
cristianos eclesiásticos, haber “abandonado la herencia de los padres” y haberse
“confeccionarse una nueva enseñanza sin salida, la que ni guarda fidelidad a la
tradición griega ni a la de los judíos”. En relación a esto, el filósofo apunta
a innumerables enredos, vacíos de conocimientos y contradicciones de la
enseñanza de la iglesia y redacta la obra de 15 tomos Contra los cristianos –
según el conocido historiados de la iglesia Adolf von Harnack “indiscutible la
obra más extensa, que fue redactada en la antigüedad contra el cristianismo”. El
primer historiador eclesial, el padre de la iglesia Eusebio (263-339), por esta
razón, considera a Porfirio como “portavoz de los demonios”. Su obra es quemada
por la iglesia católica, después que ésta, en el año 380 bajo el emperador
Teodosio I, se transformó en la única iglesia estatal, de manera que se ha
perdido a excepción de algunas citas en escritos de hombres de la iglesia.
La guerra de aniquilación de la iglesia en contra de las elevadas raíces
espirituales y éticas del occidente, mientras tanto estaba en pleno fragor. El
influyente senador católico-romano Firmicus Maternus exigió de los emperadores
Constantino II y Constanzo, comprobado por primera vez en el año 347, la
exterminación de las antiguas religiones y filosofías. Aun titubean los
emperadores. Pero en el año 356 el imperio romano decreta la pena de muerte para
el ejercicio de servicios divinos no católicos. Un crimen especialmente terrible
de la iglesia, lo sufrió la conocida matemática Hypatia (*370) de Alejandría,
una sucesora de Plotin y Porfirio, como cabeza de la escuela filosófica neo
platónica, de cuyo ideario, nacieron en el siglo 19 en Inglaterra y en Alemania
las primeras uniones de de vegetarianos. Hypatia, que hoy es considerada como
“la mujer más importante de la historia de la ciencia del occidente” (Enciclopedia Brockhaus), en el año 415 es asaltada en la calle, por una
enfervorecida turba de cristianos eclesiásticos, bajo el liderazgo del
predicador católico-romano Pedro, y es arrastrada hacia la iglesia católica, y
allí desnudada, apedreada y finalmente cortada en pedazos mediante trozos de
vidrio. El patriarca de la iglesia católica-romana, Cirilo de Alejandría,
previamente había dado su aprobación al plan del baño de sangre. Después de este
terrible crimen hay una “hereje” y una intercesora para los animales, menos. Y
su principal asesino, Cirilo de Alejandría, es canonizado en el siglo 19. La
historia eclesial oficial hace referencia, que a pesar de esto “hasta el siglo 6
y 7, e incluso dura hasta el siglo 9”, hasta que todo el paganismo haya sido
totalmente “aniquilado” (Karl Heussi, Kompendium der Kirchengeschichte
[Compendio de la historia de la iglesia], Tubingia 1991, pág. 94). En realidad,
más que otra cosa, la iglesia católica ha absorbido e imitado lo cultos del
paganismo (ver El Teólogo N° 25). Y los defensores originales de esto también
fueron asesinados, para enmascarar el origen pagano del la fe de la iglesia y
sus prácticas.
En el lugar de los filósofos griego-romanos éticamente elevados, la iglesia
instala a sus propios teólogos, y encabezando a todos, a partir del siglo 5to,
el “gran” y “santo” doctor de la iglesia, el padre de la iglesia Agustín
(354-430). Agustín como joven fue seguidor del maqueísmo – proveniente de Persia
– que quieren revivir los ideales del cristianismo original y vivir
vegetarianamente. Él pertenece a los oyentes, que recién paulatinamente se
familiarizan con la enseñanza del cristianismo original y para quienes vale el
reducido consumo de carne. Pero el posterior santo eclesial, prontamente se
vuelve contra sus antiguos maestros espirituales, los hace perseguir en forma
sangrienta y también encamina la próxima brutal época para los animales. El
“mérito” espiritual histórico de Agustín y de sus sucesores, es la posición
especial del humano en la creación como “semejanza de Dios”, con base en la
Biblia (“llenad la tierra, y sojuzgadla”, los animales son “irracionales”). En
frente a esto, los animales parecen como “lo
contrario a la elección divina del ser humano” (La cientista cultural Sina
Walden). Agustín escribe, que el cruel morir de los animales “no afecta al ser
humano, ya que el animal carece de una alma racional y por esto no están unidos
al hombre, mediante una naturaleza común” (De moribus ecclesiae catholicae 2,
12, 54, 59). El mandamiento “No matarás”, presuntamente no afecta a los
“animales irracionales” cuya vida y muerte estaría “adaptado a nuestro
beneficio” (De Civitate Dei I, 1.20). Y también otras reglas de moralidad
interhumanas no tienen aplicación para los animales. Los animales jamás podrían
llegar al cielo, y el vegetarismo sería una “opinión hereje atea” (Vom
katechetischen Unterricht 2, 29 [De la enseñanza catequista]). “Abstenerse de la
matanza de animales y destrucción de plantas” según Agustín “es el colmo de la
superstición”. Y a pesar de todo esto Agustín habría vivido vegetarianamente.
Evidentemente aún sabe, desde sus tiempos junto a los maniqueos, de las
consecuencias del consumo de carne.
Juan Crisóstomo (345-407) en el día, que combate la “consagración” de los animales, quiere exterminar al paganismo y hace destruir muchos de sus templos.
A menudo, en la iglesia se hace referencia a algunos aspectos positivos de hombres de la iglesia - ¿Pero que fue lo que se impuso en la iglesia? Sobre Francisco de Asís (aprox. 1181-1226) se informa, que ha comprado a una vendedora de peces vivos, para luego devolverlos al agua. Pero lo que quedó de estos ideales hasta hoy, es carne enlatada de la carnicería franciscana y un catecismo de la iglesia católica hostil a los animales, en el cual dice: “Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen. Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales, si se mantienen en límites razonables, son prácticas moralmente aceptables, pues contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas” (2417). Y “es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos” (2418).
Para el “santo” padre de la iglesia Agustín, principalmente se trataba de la negación de un alma inmortal de los animales y su función como seres útiles, lo que fue retomado por el siguiente “gran” santo de la iglesia, Tomás de Aquino (1225-1274) y que fue ampliado, para el sistema de enseñanza de la iglesia. De esta manera “la vida de los animales y de las plantas, no para sí mismos, sino para el hombre.” No importa si se trata bien o mal a los animales y “Nadie peca por el hecho de valerse de una cosa para el fin al que está destinada”, o sea, por ejemplo, un animal para el uso humano o su consumo (Summa II. 64. I). Los animales no tendrían “habla” y no habría nada en sus almas que “posiblemente podría seguir existiendo sin un cuerpo”. Y “en los animales no existe una ansia hacia la eternidad ... Por esto el alma de un animal es incapaz de participara en la eternidad del ser”. “Por lo tanto perece con el cuerpo” (Summa contra gentiles II. 82).
A esta enseñanza dogmática de la iglesia católica-romana del doctor Tomás de Aquino, más tarde puede apegarse el “ilustrado” Descartes (1596-1650) y deshacer su relación; y de esto nuevamente pueden desarrollarse ensayos con animales, mantener grandes acumulaciones de masas de animales, una cacería despiadada y maltratos a los animalede todo tipo, sin ningún problema. Sin embargo la culpa principal de esto lo tiene nuevamente la institución Iglesia.
Juan Crisóstomo (345-407) en el día, que combate la “consagración” de los animales, quiere exterminar al paganismo y hace destruir muchos de sus templos.
A menudo, en la iglesia se hace referencia a algunos aspectos positivos de hombres de la iglesia - ¿Pero que fue lo que se impuso en la iglesia? Sobre Francisco de Asís (aprox. 1181-1226) se informa, que ha comprado a una vendedora de peces vivos, para luego devolverlos al agua. Pero lo que quedó de estos ideales hasta hoy, es carne enlatada de la carnicería franciscana y un catecismo de la iglesia católica hostil a los animales, en el cual dice: “Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen. Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales, si se mantienen en límites razonables, son prácticas moralmente aceptables, pues contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas” (2417). Y “es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos” (2418).
Para el “santo” padre de la iglesia Agustín, principalmente se trataba de la negación de un alma inmortal de los animales y su función como seres útiles, lo que fue retomado por el siguiente “gran” santo de la iglesia, Tomás de Aquino (1225-1274) y que fue ampliado, para el sistema de enseñanza de la iglesia. De esta manera “la vida de los animales y de las plantas, no para sí mismos, sino para el hombre.” No importa si se trata bien o mal a los animales y “Nadie peca por el hecho de valerse de una cosa para el fin al que está destinada”, o sea, por ejemplo, un animal para el uso humano o su consumo (Summa II. 64. I). Los animales no tendrían “habla” y no habría nada en sus almas que “posiblemente podría seguir existiendo sin un cuerpo”. Y “en los animales no existe una ansia hacia la eternidad ... Por esto el alma de un animal es incapaz de participara en la eternidad del ser”. “Por lo tanto perece con el cuerpo” (Summa contra gentiles II. 82).
A esta enseñanza dogmática de la iglesia católica-romana del doctor Tomás de Aquino, más tarde puede apegarse el “ilustrado” Descartes (1596-1650) y deshacer su relación; y de esto nuevamente pueden desarrollarse ensayos con animales, mantener grandes acumulaciones de masas de animales, una cacería despiadada y maltratos a los animalede todo tipo, sin ningún problema. Sin embargo la culpa principal de esto lo tiene nuevamente la institución Iglesia.
Con sus misiones eclesiales en el resto del mundo, los cristianos eclesiásticos
también llevan su ética barbárica a lejanos continentes, y propalan a nivel
mundial el increíble sufrimiento para los animales. De este modo, por ejemplo
los jesuitas importan al Japón, alrededor del año 1600, el consumo general de
carne, lo que hasta ahora sólo se practicaba en los ritos ceremoniales de los
guerreros samurai. “El primer matadero se instala en Nagasaki en 1621. Durante
la propagación del cristianismo en Japón se consume carne proveniente de las
carnicerías en todo el país” (Magazín Japonés Nº 4/2000), antes de esto se vivía
en forma vegetariana. Y en América en los siglos 18 y 19 son cazado ciento de
miles de búfalos para el entretenimiento de los conquistadores eclesiásticos
europeos, para nombrar uno sólo de las correrías de robo de los conquistadores
católicos o evangélicos, que cada vez más se toman el globo terráqueo.
El hinduista Mahatma Gandhi, un seguidor del sermón de la montaña de Jesús de
Nazaret, declaró el 8.9.1920: “Es mi firme convicción, que la Europa actual no
realiza el espíritu de Dios ni el cristianismo, si no el espíritu de Satanás. Y
Satanás tiene el éxito mayor, donde aparece con el nombre de Dios en sus labios …
Yo opino, que el cristianismo europeo significa una calumnia del cristianismo de
Jesús” (citado según W. Gabriel, Gandhi, Christus und die Christen [Gandhi, Cristo
y los cristianos] Halle 1931); también en: Indische Geisteswelt, Band I, Glaube
und Weisheit der Hindus [Mundo espiritual hindú, tomo I, Fe y sabiduría del
hinduismo], editor Helmuth von Glasenapp, editorial Holle, Darmstadt 1958, pág.
280). Burlarse de Cristo por parte de las grandes iglesias, como lo describe
Gandhi, significa también un sufrimiento y terror inmensurable hasta el
presente, para los animales. Aunque, a partir del 2002 está anclado en la carta
fundamental de Alemania la protección a los animales, prácticamente nada ha
cambiado para ellos (ver al respecto, un afiche del año 2000
[http://www.theologe.de/CDU.htm]). Con la
creación de los masivos criaderos de animales industriales y sus excesos después
de la segunda guerra mundial; de los ensayos con animales cada vez más bestiales
y la cacería sin piedad, las consecuencias de la enseñanza de la iglesia sobre
la posición especial del hombre, ha alcanzado en la historia un punto álgido
hasta ahora desconocido. Este punto álgido es, sin embargo, al mismo tiempo el
punto del regreso. Ya que la naturaleza y sus elementos, ya obedecen cada vez
menos, a la autodenominada “corona de la creación”, y las enfermedades y plagas,
causadas por este trato bestial, atacan cada vez más al ser humano. El hombre,
por lo tanto está perdiendo el control sobre la naturaleza. Y el sufrimiento al
cual son sometidos los animales, recae sobre el hombre en forma cada vez más
rápida.
Al mismo tiempo, por intermedio de un mensaje una profético del año 2001 se
habla de un nuevo pacto entra Dios y los animales (literalmente legible en
http://www.universelles-leben.org/cms/es/profecia/el-mensaje.html
ver
http://www.das-wort.com/cgi/gen_article.cgi?article=p016es&type=desc&rtopic=animalesynaturaleza,
El Profeta N° 16). Presumiendo, esta profecía, realmente proviene del espíritu de Dios,
también se cumpliría una profecía del final de los tiempos del profeta judío
Oseas: “En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las
aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y
espada y guerra, y te haré dormir segura” (2, 18).
En nuestros actuales tiempos, cada vez más personas toman conciencia, en que abismo ha precipitado la enseñanza eclesial de la posición singular del hombre, a éste mismo y a las demás criaturas. También muchos de dan cuenta, que más cosas que existen “entre el cielo y la Tierra” de lo que es capaz de abarcar el presumido teólogo con sus pensamientos intelectuales limitados. Cooperar, que en esta Tierra sea posible una convivencia de los seres humanos con los animales en consonancia con la naturaleza, esto ya fue una exhortación de Jesús a sus apóstoles y seguidores. Y nuevamente, después de 2000 años, existe una nueva chance para escuchar los gritos de auxilio de los animales y por lo menos reparar algo del sufrimiento, que los hombres les han causado a los animales.
En nuestros actuales tiempos, cada vez más personas toman conciencia, en que abismo ha precipitado la enseñanza eclesial de la posición singular del hombre, a éste mismo y a las demás criaturas. También muchos de dan cuenta, que más cosas que existen “entre el cielo y la Tierra” de lo que es capaz de abarcar el presumido teólogo con sus pensamientos intelectuales limitados. Cooperar, que en esta Tierra sea posible una convivencia de los seres humanos con los animales en consonancia con la naturaleza, esto ya fue una exhortación de Jesús a sus apóstoles y seguidores. Y nuevamente, después de 2000 años, existe una nueva chance para escuchar los gritos de auxilio de los animales y por lo menos reparar algo del sufrimiento, que los hombres les han causado a los animales.
Literatura usada:
Carl Anders Skriver*, Die Lebensweise Jesu und der ersten Christen, Lübeck 1973
Carl Anders Skriver, Die vergessenen Anfänge der Schöpfung und des Christentums, Lübeck 1977
Citas bíblicas: Biblia de Reina y Valera
* Dr. Carl Anders Skriver (1903.1983) fue investigador científico sobre religiones y teólogo (Memoria para el doctorado Die Idee der Schöpfung in den Veden [La idea de la creación en las vedas]). Su meta fue una reformación del cristianismo en el sentido de su fundador.
En “Aktuell”, lea también "Der Theologe Nr. 31" - Das Leid von Natur und Tieren im kirchenchristlichen Abendland [El Teólogo Nº 31 – El sufrimeinto de la naturaleza y de los animales en el occidente cristiano eclesial (no disponible aún en español)]:
La edición del Teólogo es una recopilación de noticias de última hora. De este modo usted puede leer como la autoridad de caza en el consejo comunal de Würzburg y su jefe Oswald Rumpel actúan en contra de un proyecto ejemplar, que demuestra como agricultores y animales salvajes pueden convivir en paz. ¡Y como usted puede cooperar y oponerse contra aquello eficazmente! Lea también el reportaje sobre la condena a muerte del oso Bruno y su violento final el 26.6.2006 en Schliersee en Babiera.
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